Por LOLA ACOSTA NAVAS
En su tarjeta de presentación en la Antesala del Ateneo de Málaga, leemos: más amenazas que promesas, donde la imagen femenina de una niña casi desnuda se asoma a un horizonte extremadamente agresivo, representado en una mezcla de colores oscuros y, como si de una narración se tratase, podríamos contar la historia de la niña que gritaba ante la pared que la separaba del mundo, pero que también la unía a él.
La niña es la protagonista de un grito incontestable, parece indicarnos que solamente nuestra amenaza tiene el poder de responder a ese mundo caótico que nos rodea con la fuerza necesaria para dominarlo, con la fuerza renovada y femenina de Edward Munch, a ese mundo que es también una amenaza (efecto reversible niña/ mundo).
Después leemos su biografía.
Entrevistamos a la artista multidisciplinar Charo Carrera con motivo de su exposición, que podrá visitarse hasta este viernes en horario de 11:00 a 13:30 y de 17:30 a 21:00 horas.
¿Te sientes cercana a algún movimiento o corriente artística?
Querer circunscribir a un artista en un movimiento, en una corriente concreta, hoy en día es difícil y es limitarla sin necesidad, pues las expresiones artísticas son muy variadas en el panorama del arte. Aunque reconozco que hay muchos artistas que sí se pueden considerar inmersos en una corriente, pues permanecen fieles a ella, en otros artistas se entrecruzan los lenguajes artísticos. Éste sería mi caso.
Utilizo pintura, escultura, dibujo, fotografía, vídeo, instalaciones, land-art y también trabajo en varias direcciones, abriendo nuevos caminos.
Realmente con lo que más me identifico es con la corriente de la investigación.
En qué consiste esa investigación, cómo es posible conseguir un resultado en el que se mezclen esas texturas y esas formas en la pintura?
Muchas veces, trabajo con productos químicos o productos normales y corrientes, incluidas por supuesto las pinturas y los barnices y estoy muy sujeta al encuentro de todos esos materiales, con los que siempre experimento. Me interesan y actualmente estoy trabajando con los pigmentos de oro, de plata y de cobre y estudio cómo funciona la oxidación sobre diferentes soportes. Busco la sorpresa y la combinación con mis conocimientos previos.
En cuanto a los cuadros que aquí están expuestos, incluso algunas de las telas enrolladas, las he reciclado o salvado de otros que había hecho hace años. Eso lo hago mucho, por eso las texturas y los colores que hay debajo trepan en la nueva obra.
En cuanto a las esculturas, mi estudio está repleto de tesoros que esperan su segunda o tercera oportunidad. Y también, cuando hago una exposición, a veces me fotografío con las obras que lo permiten, me hago autorretratos con ellas y luego las manejo con el ordenador, con photoshop, para crear una nueva obra, de ahí han surgido algunas de mis series como Autorretratos de la Empatía. Es como cerrar el círculo: trabajo la obra, la expongo, me fotografío con ella y la cierro con arte digital: retroalimentar la obra de principio al fin.
¿Hay algún tipo de simbología en el color de tus obras o en tus materiales?
Utilizo mucho los materiales metálicos, la contraposición con otros; mezclar, por ejemplo, el terciopelo tan dulce y tan suave con el metal, ambos fundamentales en mi obra, la utilización de colores plateados y dorados; también los colores rojos que simbolizan muy a menudo la violencia, los pigmentos negros más profundos y más intensos, esos negros, esos rojos combinados con los plateados y los dorados, por ejemplo, en la obra de La guerrera con su aspecto de Samurai, y que, a la vez, entronca con la visión barroca.
¿Cómo es la observación de la vida como técnica de tu trabajo?
Desde que acabé los estudios de Bellas Artes, y después de pasar por la abstracción, llegué a la conclusión de que el arte tenía que ser comprometido. Unido a esto y, quizás debido a mi espíritu arqueológico, para mí es importante “encontrar”.
Me aventuro muchas veces en los cementerios y lugares abandonados, donde hay verdaderos tesoros. Me interesa mucho el reciclaje, lo que encuentro, en muchas ocasiones, es fuente de inspiración. Aunque mi principal maestra siempre ha sido la naturaleza, sobre todo porque es la madre artista y, curiosamente, la naturaleza tiene los entramados y las estructuras que son semejantes a las estructuras de los seres humanos, a nuestro sistema reticular y el de los animales. La naturaleza me/nos ofrece sorpresas. Las hojas de palmera que encontré en el Jardín Histórico de la Concepción de Málaga me sirvieron de señal. A partir de ahí surgieron una serie de trabajos que, en un principio pensé como mensajeros solitarios y llegué a cinco piezas; cuando pensé en femenino o sea en mensajeras solitarias, mi inspiraciónse multiplicó hasta un resultado de 44 piezas que instalé en el Jardín Botánico. Se trata de una obra abierta temática y físicamente, que se prolongará con el tiempo.
Háblanos de algún cuadro concreto para visualizar y comprender mejor lo que nos muestras.
Las piezas que expongo están trabajadas con telas, generalmente recicladas, y acrílicos, como la sal de la tierra, en honor del lugar que habitamos y que tenemos que cuidar. Otras obras aprovechan los serigrafiados previos, como Pompeya o las texturas y gofrados como es el caso de El Juego. Para dar Un poco de luz utilicé tres pequeños cuadros encontrados en perfectas condiciones que me permitieron hacer una nueva obra con barnices, óleo y dibujo a mano alzada con rotulador.
Vamos al concepto, al significado de tu obra ¿Cómo es tu observación del ser humano y del mundo y cómo lo haces a través de esa fusión de lenguajes?
Mi trabajo habla del conflicto que tiene el ser humano consigo mismo y en su relación con la naturaleza.
Después de la facultad trabajaba con las relaciones humanas especialmente con la familia, que es lo que determina en gran medida nuestra vida futura. Siempre partiendo de las fotografías familiares y personales y hablando del abrazo, que protege y a la vez ata y aprisiona. Desarrollando ese concepto solía utilizar, en sentido metafórico, a los crustáceos, porque representan esa protección, la coraza y la idea de que, cuanto más dura es la coraza, más sensible es el ser que vive en su interior. Y cuando llega el momento en que ese ser que está dentro, acorazado, sale, su salida es estrepitosa.
Se observa una continua preocupación por lo social, por la contaminación del planeta, por el mundo marginal, perdido en un espacio abstracto.
Mis exposiciones continúan con ese planteamiento: cómo somos capaces de haber creado esta sociedad llena de residuos, de ruinas, no sólo de residuos orgánicos y químicos, sino también de residuos ideológicos y filosóficos, habiéndonos transformado en individuos con total falta de empatía.
¿Y todo ello desde un mundo globalizado?
Hoy todas las ciudades son iguales; cuando conoces otros países, siempre te encuentras con las mismas marcas, la misma fisionomía, borrándose poco a poco sus culturas. Tampoco tenemos la piedad necesaria para ayudar a la gente que viene de fuera, a las personas que están en guerras, a las personas que naufragan, las personas que están desahuciadas.
Esas niñas, corriendo por un lugar irreconocible, con una bandera violeta. Esta bandera representa todas las banderas que pueden llevarnos a lugares contradictorios, sombríos, a fanatismos, y encerrarnos dentro de una ideología no comprendida, no permitiendo la apertura y la comprensión de lo diferente y creando nuevas fisuras.
¿Algún mito, alguna historia o alguna cultura en que te inspires?
Meinspira lo que está pasando. A Nailantei, me la imagino de niña corriendo en un lugar inhóspito. Desde dónde y hacia dónde, no lo sabemos en realidad. Nice Nailantei Leng´ete representa la lucha en Kenia contra la dominación del patriarcado, la lucha contra la ablación femenina. Un manifiesto abiertamente contra ese mundo donde las mujeres son inferiores en todos los sentidos.
También tengo en cuenta otras culturas como en el cuadro de La japonesa. Las geishas, son otra manifestación de machismo. La mujer utilizada con la excusa de la cultura y la tradición, para que los hombres puedan acceder cómodamente a ellas, rodeándose del aura cultural.
¿Entonces podemos hablar claramente de que tus obras están inspiradas en la realidad social de las diferentes culturas del mundo y de lo que de injusto hay en ellas?
Esto lo vamos a encontrar en cada una de las obras, y la investigación me conduce a resultados diferentes aunque la preocupación por estos temas sociales es el factor común de todos ellos.
Flotan plásticos en los mares, hay residuos por todas partes, pero a la vez hay una mala conciencia, ¿Es eso justamente lo que vemos en tu obra?
Estamos utilizando la naturaleza para explotarla. En mi trabajo fotográfico he plasmado muchos de los hallazgos en pueblos y ciudades. Los desechos de plásticos utilizados y envueltos para dejarlos abandonados por las carreteras es uno de ellos.
Precisamente, en este momento estoy mostrando estas fotografías de plásticos utilizados y abandonados procedentes de los invernaderos de Almería, en la Diputación de Málaga.
Por otra parte, la gente está tirando cosas que son verdaderos tesoros, por ejemplo, pieles de Astracán en la basura, piezas metálicas, hierros, terciopelos, maderas excelentes, etc. yo trabajo mucho con estos materiales.
Al final nosotros desapareceremos, pero la naturaleza nos sobrevivirá.
Asistimos, pues, a una exposición donde es evidente tu preocupación por el medioambiente.
Mis intervenciones en el paisaje, en la naturaleza hablan siempre de esto. Hace unos años, en Suiza, hice un trabajo sobre la herida que infringimos a la naturaleza: La Blessure (la herida, en francés), la sangre que circulaba por las venas de las rocas y de los árboles de Biel-Bienne. He realizado varios trabajos en este sentido, también en Cantabria y en Huelva en el Centro de Arte y Naturaleza, con la intervención La Voz de la Sangre.
¿Estamos amenazados o somos nosotros la amenaza?
Creo que nosotros somos nuestra propia amenaza, por nuestra propia soberbia e ignorancia, y no nos damos cuenta de que nosotros mismos somos los animales y somos la naturaleza.
¿Cómo entiendes el arte?
Para mí el arte tiene que decir y expresar y tiene que ser un alegato contra o a favor de lo que estamos haciendo. Tiene que servir para cambiar algo. Tiene que denunciar y hacer ver lo que otros no ven. Y, sobre todo, sirve para sobrevivir, para hacer que la vida sea mejor.
¿Qué soluciones propones?
La solución la sabemos todos, hay algunas personas a las que les interesa solucionarlo, y otras personas son negacionistas o no les interesa por diferentes motivos. A niveles administrativos y mediáticos no les interesa, por cuestiones, sobre todo, de poder y económicas. Mi intervención en el Centro Pompidou era la invitación al cambio y esa sigue siendo mi propuesta: el cambio.
Pero me doy cuenta de que el estado de confort anula cualquier ímpetu y acomoda a las personas, que no quieren oír quejas ni críticas.
Cuando hablas de esta sociedad estás hablando realmente del Primer Mundo, pues hay un Tercer Mundo que está viviendo otra realidad distinta a la acomodación de la que hablas tengo la intuición de que los personajes que aparecen en tus cuadros pertenecen a ese tercer mundo.
La idea es que hay otros mundos que sabemos que existen, una realidad paralela que nos resulta indiferente; estamos ahora muy centrados en la guerra y recogemos a unos refugiados de un país actual, cuando no recogemos a otros refugiados de otros países que han estado en iguales o peores condiciones. Parece que no nos importe mucho que todos los seres humanos sean iguales, en realidad estamos siendo nosotros los mismos jueces, los que decidimos quiénes tienen más derechos que otros y eso es realmente una cuestión de ética.
¿Entonces lo importante es la concienciación de que hay que parar?
Así lo propuse en el Centro Pompidou, a través de la pintura y la escritura. Hay que parar y reconducir el camino. Esto que estoy presentando ahora en el Ateneo es ya un no retorno. En realidad hemos llegado a un punto en que ya no hay ningún consejo que dar, sino tomar conciencia, frenar y emprender un nuevo camino.
VOCALÍA ACCIÓN LITERARIA