Por LOLA ACOSTA
Qué inmensa soledad la del que no ha contemplado, ni siquiera por una sola vez, la Aurora…qué inmensa soledad sin aurora, qué desorientación.
Naciste una mañana del mes de abril, cuando el olor a azahar inundaba el patio empedrado de tu casa andaluza y los geranios teñían el pozo de alegría multicolor. El pozo te enseño el sonido de un corazón de exclamación poética.
El corazón es centro, porque es lo único de nuestro ser que da sonido.
Me gusta siempre oír tu voz, escondida entre naranjo y limonero de ese patio de tu Vélez- Málaga natal. María, transparente, viajera, cosmopolita…exiliada.
¿Qué son las cosas? — Preguntabas. Diosa de las cosas cotidianas. Filosófico es preguntar, poético el hallazgo — Decías.
En el principio era el delirio, te sentías mirada sin ver.
Me gusta imaginar cómo volaba tu pluma entre los renglones del periódico Aire libre, lengua femenina, expresivo pensamiento creativo, constituyente base de tu método.
La luz del pensamiento filosófico no es la luz viviente del sol, sino la claridad, principio de la vida.
La lluvia de abril me contó muchas cosas, me habló de tu voz transparente, rebelde, abierta, republicana y, por tanto, exiliada.
Miro el pasado de una mujer sola, rodeada de hombres en los cuatro círculos culturales: la Revista de Occidente, la poética reunión de estrellas del 27 reunida en Los Cuatro Vientos, la juvenil Hoja Literaria de Azcoaga, Barbudo y Plaja y el santuario de José Bergamín Cruz y Raya, en cuyas tertulias conociste a un Miguel Hernández al que acogiste en una sintonía de silencios y pesares.
Me gusta tanto oír tu voz mezclada en una nube blanca en dirección a Chile, México, La Habana, París, Roma. Yo, que no comprendo el viaje como experiencia obligada, sino como deleite y experiencia, no como renuncia a lo vivido, a comenzar de cero.
Pero el cielo de los aviones y el mar de los barcos unían la existencia en mundos lejanos donde tu incuestionable razón sólo hallaba en la poesía la respuesta y la supervivencia del pensamiento en la memoria.
Hay cosas que no pueden decirse, y es cierto. Pero esto que no puede decirse, es lo que se tiene que escribir.
Avanzaban los movimientos feministas de la primera mitad del siglo XX, lanzaban proclamas desde Troy, Manhattan, Moscú, San Petesburgo. En agosto de 1910, en Dinamarca, la dirigente alemana Clara Zetkin propuso la celebración del día internacional de la mujer trabajadora.
El 8 de marzo de 1952, cuando la asamblea general de las Naciones Unidas, en sesión solemne declaró el 8 de marzo como día internacional de la mujer trabajadora.
Tú, trabajadora, luchadora incansable, transparente, exiliada sinsombrero.
Y la historia cuenta que el 18 de julio de 1936, tú, María Zambrano te sumaste al manifiesto fundacional de la Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura (AIDC), colaborando en su redacción y marcando el compromiso de la libertad intelectual con el pueblo.
Elegiste hacer política desde la raíz misma del pensamiento, explicas en tu primer libro, Horizonte del liberalismo, crítica de la razón discursiva y del racionalismo (1930), se hace política siempre que se piensa en dirigir la vida.
Si se hubiera de definir la democracia podría hacerse diciendo que es la sociedad en la cual no sólo es permitido, sino exigido, el ser persona.
Tú eresla Zambrano, la que nunca escatimó lucidez y valentía, alineándote en la realidad, gesto humano y personal que muy pronto aparecerá bajo el epígrafe de Razón poética.
¿Es de extrañar que el amor haya preferido casi siempre el derrotero poético al filosófico?
Incansable, María, sigues escribiendo mientras te desplazas por el mundo, artículos, ensayos y un espectro que se abre entre la historia trágica, la pintura y la razón poética, piezas maestras como España, sueño y verdad o La España de Galdós.
Qué habría dado por visitarte en tu casa romana y sus tertulias, ¡Qué hermoso hubiera sido haber podido contemplar la vieja casa de La Pièce! En el Jura francés, Parece un convento abandonado. Escribir es defender la soledad en la que vivo.
Me gusta tanto pensar tu escritura en La tumba de Antígona (tu hermana), El hombre y lo divino o Claros del bosque.
El arte parece ser el empeño por descifrar o perseguir la huella dejada por una forma perdida de existencia.
Tarde comenzaron a valorarte en España tras la publicación en la Revista de Occidente, y Los sueños de María Zambrano.
Aún lúcida pensadora con esa pésima salud de hierro, el 20 de noviembre de 1984 regresas. No parece casualidad que tú, María Zambrano, como una Inmaculada rebelde, pisaras suelo español un 20-N.
Los reconocimientos pudieron llegarte en vida: La estación central de ferrocarril de Málaga. El buque remolcador de salvamento marítimo, María Zambrano (BS-22). La Biblioteca Central de la que fuiste su Alma Máter en la Universidad Complutense de Madrid. El título de Hija Adoptiva y Predilecta de Segovia. El campus universitario de la ciudad lleva también tu nombre, Hija Predilecta de Andalucía en 1985, y en 1987, La fundación que lleva Tu nombre en Vélez- Málaga. Finalmente, en 1988, el Premio Cervantes.
Te fuiste con el deber cumplido el 6 de febrero de 1991 enterrada entre naranjo y limonero en el cementerio de Vélez-Málaga. En la lápida, epitafio, el verso del Cantar de los Cantares:
Surge amica mea et veni.
El poeta se basta con hacer poesía, para existir; es la forma más pura de realización de la esencia humana.
En julio de 2018 la Asociación Herstóricas. Historia, Mujeres y Género y el Colectivo Autoras de Cómic creó un proyecto de carácter cultural y educativo para visibilizar la aportación histórica de las mujeres en la sociedad y reflexionar sobre su ausencia consistente en un juego de cartas. Una de estas cartas te está dedicada.
La poesía es respuesta, la filosofía, en cambio, es pregunta. La pregunta proviene del caos, del vacío, de la desesperanza incluso, cuando la respuesta anterior, si la había, ya no satisface. La respuesta viene a ordenar el caos, hace al mundo transitable, amable incluso, más seguro.
Enorme tu fuerza superando el estado de penumbra que llegabas a manifestar, optimista de esperanza y plenitud. Y es que la vocación te había sostenido en ese estrecho, áspero, inacabable camino del pensamiento, De la aurora.
No se pasa de lo posible a lo real, sino de lo imposible a lo verdadero.
Me gusta tanto recordarte, recordar el conocimiento, tu conocimiento, de mundo, vida, filosofía, viaje, poesía, cultura, hermana de Ortega y Gasset, de tant@s poet@s, Machado, Miguel Hernández, de Concha Méndez, de Josefina de la Torre, mujer del 27 y de todos tus años vividos, llenos de experiencia vital, intensa, inconfundible…siempre extranjera y adaptada, traslúcida, iridiscente.
Paradójicamente, hoy 8 de marzo de 2021, impedido el viaje con la pandemia, a mí, que tanto me gusta viajar, cogería un tren en la estación María Zambrano y, como tú, querría ser transparente, y volar, viajar, pensar, sentir, como te decía Lezama Lima…y como proclamabas tú: rozar los límites de la aurora de la palabra y la razón vivificante de mujer libre viviendo en libertad.
La luz ligera que envuelve las imágenes de los dioses ha prefigurado la luz impasible de la inteligencia.
Voy a intentar seguir buscando la palabra perdida, la palabra única, secreto del amor divino-humano. La palabra tal vez señalada por aquellas otras palabras privilegiadas, escasamente audibles, casi como murmullo de paloma:
Diréis que me he perdido.
TEXTO SELECCIONADO EN EL CONCURSO ESPECIAL DE RELATOS POR EL “DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER”
Foto: Fundación María Zambrano
Vocalía de Acción Literaria del Ateneo de Málaga