Artistas en la exposición LA PUNTA DEL ICEBERG, en La Antesala del Ateneo de Málaga hasta el 25 de febrero de 2022
Montserrat Soto (Barcelona, 1961) es Premio Nacional de Fotografía en 2019, siendo la sexta mujer reconocida con este galardón.
Estudió pintura en la Escola Massana d’Art i Disseny de Barcelona y en la École Su- périeure d’Art de Grenoble, pero a principios de los años noventa del pasado siglo centra su trayectoria artística en la fotografía y el vídeo, medios con los que se le reconoce habitualmente. Trabaja en grandes series que muestran procesos a través de paisajes, que destacan por la ausencia de la figura humana, como modo de hacer al espectador sujeto de los mensajes de la fotografía.
Su trabajo lo forman dos grandes líneas de investigación: La relación entre el ser humano y el medio y la relación entre el artista y el arte por medio de sus soportes.
La obra que nos presenta en “La punta del Iceberg” forma parte de la primera línea que inicia en 1992 y que queda reflejada en su trabajo Doom City. Del ser nómada al ser sin lugar (2004-2019). Sus proyectos buscan representar por medio del paisaje la resolución de los grandes paradigmas sociales a nivel individual y colectivo. Enfocando la capacidad de la humanidad de modificar dicho paisaje para satisfacer las necesidades alimenticias a través de las típicas infraestructuras de plástico que podemos ver en de forma habitual en el entorno almeriense. Invernadero IV es un ejemplo de los numerosos cambios que se han producido desde las primeras sociedades fluviales, que transportaban el agua por medio de canales y que no han parado de producirse, dejando huellas que se superponen una encima de otra hasta la actualidad.
A raíz del estudio de la evolución en la relación entre los seres humanos y el medio, otro de los temas que ha tocado en su segunda línea de trabajo es la conservación de la memoria en un sentido extenso, abarcando tanto la memoria registrada como la oral, la visual, la tecnológica o la biológica; el valor significante de la cultura, de la historia del arte, del libro y la literatura; la construcción de la imagen y su relación con la iconografía original que le dio sentido; el pensamiento como fuente de aprovisionamiento y de resistencia han dado sentido a una obra que con frecuencia se materializa en el terreno de la instalación. La exposición Imprimatur, que pone en el escenario la censura y autocensura de los artistas por medio de fotografías a numerosas representaciones pictóricas del libro que aparece como elemento figurativo, salvo en muy contadas excepciones.
Invernadero IV fue adquirida en la galería Helga de Alvear. Fundada en Madrid en 1995, es una reconocida galerista y coleccionista que fue galardonada con la Medalla de Extremadura 2007 al mérito en las Bellas Artes. Se presenta como continuadora del legado de Juana Mordó y atesora las obras de fotografía, vídeos, instalaciones y lenguaje conceptual más destacadas del arte contemporáneo.
Texto de José María Agüera Ruiz, Licenciado en Historia, alumno del Certificado profesional en “Dinamización, programación y desarrollo de acciones culturales”.