Artistas en la exposición LA PUNTA DEL ICEBERG, en La Antesala del Ateneo de Málaga hasta el 25 de febrero de 2022
Fernando Sánchez Castillo (1970, Madrid) es uno de los artistas españoles más relevantes de su generación. De personalidad curiosa, siempre ha estado interesado por el arte político, por la reflexión sobre la Historia y la memoria materialista. El espíritu transgresor y personal de este artista se verá reflejado en su producción artística que es intensa e independiente
En su obra desarrolla una crítica a los discursos del poder y su representación y reescribe la Historia Contemporánea española haciendo una gran reflexión sobre los acontecimientos históricos para que no entren en el olvido porque la sociedad es el resultado de su memoria. A través de su obra intenta acercar al espectador la relación que existe entre arte y poder, la importancia del arte hecho por encargo para comprender el discurso que se quiere transmitir y las múltiples facetas y complejidades que todos los acontecimientos históricos conllevan y que darán lugar a la construcción de la memoria colectiva.
Estudió Bellas Artes en la Universidad Complutense y un master en Filosofía y Estética en la Universidad Autónoma de Madrid. Posteriormente completó su formación con diversas estancias en el extranjero, a través, de becas y reconocimientos. También formó parte del equipo de investigación de las Naciones Unidas PIMPA (Memoria, política y prácticas artísticas)
Su obra ha sido expuesta en importantes espacios expositivos y museos de todo el mundo como en la Fundació Espais de Girona, La Casa Encendida, en el Museo Reina Sofía de Madrid, el MoMA de Nueva York, la Tate Modern de Londres, Centre d’Art Contemporain de Genève (Suiza), Fundación Wanas (Suecia), la Fundació Miró de Barcelona o el Patio Herreriano de Valladolid entre otros.
La obra fotográfica que se expone, “Sin título”, pertenece a la serie fotográfica Arquitectura para el caballo (2002). En ella nos habla de la representación del poder, del contenido simbólico de los espacios arquitectónicos, porque la arquitectura existente en esta obra no es neutra, se realiza con una finalidad.
Así mismo, el caballo también tiene su propia simbología, ya que desde el mundo antiguo hasta la actualidad, se vincula con las esferas de poder, con los guerreros, con las élites y su heroicidad, como representación del status social y la ostentación, con la guerra y la represión.
Ambos conceptos se unen en esta obra de arte político donde se hace una referencia a la Universidad Autónoma de Madrid cuya arquitectura está pensada para poder permitir la entrada de la brigada antidisturbios y cargar contra las revueltas estudiantiles, con lo que la Universidad, templo de los ideales como la libertad, la educación o el conocimiento, se convierte en un centro de control de una manera explícita y sofisticada. La obra que se expone en La Antesala del Ateneo y que forma parte de la exposición “La punta del Iceberg” fue adquirida en la galería de arte Max Estrella, galería que se inaugura en 1994 en Madrid, cuyo objetivo es promocionar tanto a artistas emergentes como consolidados a nivel nacional e internacional. Max Estrella busca un equilibrio en sus exposiciones entre autores ya reconocidos internacionalmente y artistas con trayectorias emergentes sin olvidar a las jóvenes promesas. A lo largo de los años, la galería ha ganado notoriedad y prestigio, atrayendo la atención de coleccionistas y críticos. Asiste regularmente a ferias de arte en Europa y América, y recientemente se ha expandido a Asia.
Texto de José María Agüera Ruiz, Licenciado en Historia, alumno del Certificado profesional en “Dinamización, programación y desarrollo de acciones culturales”.