Por MERCEDES ESPÍN
Me acuerdo de que pensaba en ti en aquella tarde distante. Era el último día de enero de 1992, el primero de mi existencia en esta ciudad iluminada y cálida. El periódico, que había leído en el autobús, predecía actos que la Universidad estaba organizando en tu memoria.
Desde la ventana de mi pequeño cuarto de hostal contemplé aquella construcción, enorme a los ojos de la joven que medía la nueva realidad con dimensiones de pueblo. Entre dos edificios elevados con bloques de piedra, una gran marquesina de estructura metálica y vidrieras rezaba: “RENFE, Málaga”.
Ahora paso a diario por la Explanada de la Estación. Continúa el bullicio de viajeros y maletas. Y permanecen también las terrazas atestadas de comensales y el ajetreo de autobuses y taxis por la calzada. La pensión ha cambiado sus siglas. Frente a ella, un edificio mucho más grande, moderno e impersonal, se engalana con el nombre de su filósofa.
Me pregunto muchas veces, María, si te hubieras alegrado de que se llame igual que tú. Porque los sustantivos propios debieran ser designadores de sustancias únicas, no te sería grato que esas dos palabras sean pronunciadas cientos de veces cada día por turistas que no saben ni desean saber quién fuiste. Por otra parte, no creo que te gustara que tu nombre sea para muchos malagueños el inocuo referente de otro centro comercial.
Nos contó tu compañero de la facultad que al regresar te sentías extraña en tu país, “despellejada como San Bartolomé”, porque “tu patria era el exilio”. Tiene gracia que tu edificio de hoy sea un “no lugar”, uno de esos espacios asépticos por los que se mueven aceleradamente individuos que no desean permanecer en él. Quizás sea entonces acertado que se llame igual que tú.
A lo mejor te agrada, querida María. No es tan desatinado que, después de una vida errante, permanezcas entre los tuyos vigilando el deambular de los que, por deseo o necesidad, andamos siempre de paso.
¡Participa! Las derivas seleccionadas de las recibidas a lo largo de este año picassiano se irán difundiendo a través de las distintas plataformas y canales del Ateneo de Málaga, y de entre ellas se elegirán tres, que obtendrán un ejemplar de DERIVAS, con los prints exclusivos de los artistas Chema Cobo y Elo Vega. Anunciaremos los nombres de los ganadores a finales de 2023.
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FOTO RETOCADA: Fundación María Zambrano
“DERIVAS. Extravíos en la ciudad del paraíso” es un proyecto creado y dirigido por Vicky Molina y Lidia Bravo
VOCALÍA ACCIÓN LITERARIA
