Por LOLA ACOSTA
Voy vagando sin rumbo, como un flaneur y recuerdo mi historia, la que comienza en la crecida del río Guadalhorce que arrojó del cerro Villar a mis antepasados fenicios elevándolos al imponente monte en la ciudad de mis días marinos.
¡Oh, diosa Noctiluca!
Dicen que tuve siempre un ojo sobre el mar, que el monte lleva el nombre debido a que allí se encontraba Ibel-faro. Las aguas llegaban al Cerro y una muralla defensiva se extendía a los pies de la montaña, intermedia en los aires.
Albarcas cartaginesas me pisaron después y los hijos de Rómulo extrajeron la púrpura, el garum y la Lex Flavia.
Hoy miro hacia arriba mientras vago errante y me presiento angélica ciudad que, más alta que el mar, presido sus espumas y resuenan las jarchas en mi oído en boca de princesas nazaríes y de mujeres camino de La Coracha:
Pasa tus miradas por las líneas de mis cartas
y verás mis lágrimas mezcladas con la tinta.
Cariño mío: mi corazón se deshace
de quejarse tanto a un corazón de pura piedra.
Al-Qasba estratégica, que en los tiempos de Badis expulsó a los hamudíes y me anexionó a su taifa, pero yo duro, nunca desciendo, y el mar suspira o brama por mí, soy ciudad de días alegres, ciudad madre y blanquísima.
DondeYusuf I, comenzó La Coracha, que acabó Muhammad V, ciudad pequeña madina independiente, regando con sus aguas mezquitas funerarias.
Y más adelante, en época cristiana, me dejaron manquita, esa es mi identidad.
Me desplazo tranquila como haría Guy Débord , me acerco a Mundo Nuevo, donde oigo las voces de los guías del imponente monte
en mi vertical caída a las ondas azules.Y asoma el gran vacío de La Coracha, hilera de casitas en ascenso hacia el cielo, paseo entre su gente y alborota el silencio.
Dicen que allí se conocieron Picasso y el Piyayo, el pintor era aficionado a visitar el barrio, donde vivía el gitano… divisaba las aguas y grandes minotauros venidos del oriente de un mar que no llegaba ya a orillas de las casas.
El Parque florecía, yo le gané tierra al mar, siempre he sido ciudad que mira hacia adelante.
La Coracha vivió la historia de Maurilia, hoy ciudad invisible, que orgánica retuvo a Penélope para tejer la vida, y ser fiel al testimonio de un barrio reducido a La Odisea, ese pequeño bar que se alza sobre la plaza donde su fuente aguarda y yo parezco reinar bajo el cielo, sobre aguas.
Dicen que allí Penélope fue Matilde Cabello, su Ulises, Ernesto Bark, a quien veía venir con el pañuelo alzado en la casita rosa.
La Odisea es la única casa que me queda de aquel barrio. Evoco su existencia.
¡Es nieve en la Coracha!
Un centenar foráneo me pisa los domingos y me visto de gala, luciendo el mejor sol, cobijan su mirada bajo el cristal de gafas y ocupan el espacio, me decoran a mí, como ciudad que anda. Recorrerás lugares llamativos, nos haremos con hermosos souvenirs, nácar y coral, ámbar y ébano, dicen los guías, a modo de Cavafis.
Y desde el mirador, el mar, azul, inundando los ojos de olor a maresía.
Termino el recorrido, recuerdo lo importante, como dijo el poeta, no apresures nunca el viaje, no importa tu final, sino las aventuras hasta llegar a hoy, goza el camino que la meta es incierta.
Yo, Malaka, te he brindado este hermoso viaje, yo no temo al salvaje Posidón.
Libre me quiero, blanca, como flor de azahares sobre la tierra, aunque no mía, ni tuya siquiera.
Malaka soy, ciudad que avanza. Quisiera detenerme y respirar otros 3000 años, como si una mano dichosa me hubiese retenido en un momento de gloria.
FOTOS: @malagaciudadmutante y Lola Acosta
¡Participa! Las derivas seleccionadas de las recibidas a lo largo de este año picassiano se irán difundiendo a través de las distintas plataformas y canales del Ateneo de Málaga, y de entre ellas se elegirán tres, que obtendrán un ejemplar de DERIVAS, con los prints exclusivos de los artistas Chema Cobo y Elo Vega. Anunciaremos los nombres de los ganadores a finales de 2023.
Más info:
“DERIVAS. Extravíos en la ciudad del paraíso” es un proyecto creado y dirigido por Vicky Molina y Lidia Bravo
VOCALÍA ACCIÓN LITERARIA
Que maravilla de relato,me hace volar por los cielos de Malaka y sentirme orgullosa de ser su hija.
Gracias Lola