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Lectura Power: El esfuerzo por crear una convivencia pacífica

Prólogo de Yolanda Gómez Sánchez

La Transición política fue una etapa de la historia de España, que permitió el paso de una dictadura a una democracia, en condiciones relativamente pacíficas, y con los condicionantes de toda transición pactada. A la muerte del dictador, la situación de incertidumbre, precaución, y miedo que se generó en la sociedad, condicionó a la vez que permitió, que las fuerzas políticas en presencia establecieran una solución de consenso, ante la eventualidad de otras posibilidades, que recordaban la Guerra Civil de 1936. Las dictaduras son difíciles de reciclar, no son versátiles, y no permiten por lo general, las transiciones pacíficas. Así, en los años de 1975 a 1982, se transformaron las estructuras del Estado, mediante fórmulas de pacto y consenso, que permitieron el paso de una dictadura a una democracia formal, cediendo cada una de las fuerzas políticas una parte de sus aspiraciones.

La valoración que esa etapa de la historia de España mereció entonces a la sociedad española fue positiva, y el consenso se consideró un triunfo político capaz de evitar una conflictividad incompatible con la paz y la reconciliación nacionales, e igualmente en parte del contexto internacional y europeo. La entrada prácticamente inmediata de España en la Comunidad Europea, hoy Unión Europea, era la inequívoca señal del paso de esa prueba, en la que España se acreditaba como un país europeo de primera velocidad.

Más recientemente ha habido una contestación a esta valoración que ha considerado que estos resultados de la transición fueron los que negoció una élite pero que no reflejaban las necesidades ni ideología mayoritaria del pueblo español. Una visión que contrasta con la ejemplaridad de un proceso en su momento imitado por otros estados dictatoriales que iniciaron procesos parecidos en Latinoamérica y los países del Este.

La Transición española vista por la autora con perspectiva histórica, fue un compendio de experiencias, un modelo de evolución política, y una forma de entrar en las democracias occidentales de Europa. El libro quiere tratar de una época histórica en España y de su esfuerzo por crear una convivencia pacífica en evitación de reproducir el conflicto de otras etapas de la historia de nuestro país.

Ayuda en ese estudio el hecho de que la escritora lo haya vivido en primera persona desde la universidad, en su proceso de formación, que era precisamente el Derecho, en una experiencia vital directa, donde la universidad de la época aparecía condicionada precisamente por las huelgas y manifestaciones que apoyaban ese proceso de cambio.

De ahí que considere que la exigencia de que cualquier punto de vista integre una genealogía de como es la formación histórica de la que se parte. El resultado de la transición política, mal llamado “Régimen del 78”, en lo que tiene de peyorativo por parte de quienes atribuyen a nuestra democracia un resabio dictatorial sustitutorio del anterior régimen,  no puede atribuirse solamente a lo que ocurre a partir de la muerte del dictador, sino justamente a lo que ocurre antes, podría decirse incluso a lo que ocurre antes de que Franco se proclame dictador, porque es desde esas condiciones materiales desde las que se construye el modelo franquista y por eso mismo desde las que cabe prefigurar como podrá luego sustituirse.

Es pues importante partir de fechas muy anteriores a la muerte del dictador desde donde cabe hablar de la generación de las condiciones probables y posibles de la configuración de la transición política. Esta consideración debilita los intentos de dividir en varias etapas el desarrollo de la transición pretendida por algunos, porque mas allá de su valor orientativo y didáctico, no da cuenta de la realidad de como se generan los modelos históricos de los sistemas políticos, por lo general en periodos mucho mas amplios de lo que esas clasificaciones intentan. Una genealogía de la transición se impone desde cualquier punto de vista y exige extenderse sobre la evolución que el “régimen”, este sí, franquista tendrá desde su constitución hasta su extinción. Serán a veces pequeños intentos como la llamada “Generación del 56”, o influencias externas como “Mayo del 68”, cuya influencia se dejará sentir en la mentalidad de una sociedad que en la transición tendrá como máxima aspiración parecerse a Europa.

Escribir ahora al amparo del tiempo, sin la inmediatez que relativiza el análisis, permite ver desde la perspectiva que ya es histórica, como podría haber sido la Transición política en España, y en cierto sentido justificar porque fue así y no otra manera. En este caso la experiencia vital ayuda ahora a objetivar el proceso un poco más que las nuevas generaciones que han conocido la transición intermediada por el ruido de la transmisión escrita.

El principal problema que surge de este intento, el de construir el relato alternativo, es como casi siempre, la determinación exacta de los hechos. Es cierto que la Transición política en España ha sido estudiada prácticamente desde su inicio, pero también lo es que aún no ha conseguido un relato unificado ni siquiera respecto de la fijación de los hechos. Quizás porque aún hay poca distancia histórica para poder tener una narrativa distanciada y neutra. Desde la política son sus principales actores los que la defienden que lo que consideran ataques hasta cierto punto personales, de lo que se consideran satisfechos, orgullosos incluso de una hazaña que no habría sido posible si ellos no hubieran sido los actores. Desde otros puntos de vista, se ha considerado que la Transición política en su día fue la traición de un pueblo por parte de una oposición que no tuvo capacidad para gestionar el capital político que representaba en aquel momento una clase obrera unida con una universidad en pie de guerra. La calificación de estas dos posturas ya asomó en su momento constitutivo con la posibilidad de reforma o ruptura, y según algunas posiciones se optó por una reforma cobarde y acaramelada, que vendió al pueblo.

Igual de necesaria sería la praxis concreta de los diferentes actores políticos, y sus respectivas formaciones que históricamente se han alternado en el ejercicio del poder. Porque el inicial modelo de pacto constituyente no fue desarrollado de igual forma por parte de todas las formaciones políticas que en su momento gobernaron las diferentes instancias territoriales a los tres niveles constitucionalmente determinados, la provincia, la Comunidad Autónoma o el Estado, sino que ha habido un desigual entendimiento de la política y del gobierno en estos territorios y en los distintos mandatos representativos.

La idea es la de contribuir a un relato que se alza como alternativa a ciertos discursos dominantes que se han querido atribuir para sí el patrimonio de su pueblo, pero también frente a quienes han querido denostar, minimizar y despreciar el esfuerzo y el sufrimiento de una generación entera de personas que renunciaron a proyectos personales para contribuir al logro colectivo de conseguir la democracia. A veces perdiendo la vida desde la extrema juventud, como los estudiantes universitarios que murieron por un tiro de pistola, obreros asfixiados por el humo de los botes lacrimógenos, ciudadanos anónimos o profesionales señalados por bandas terroristas. Todas esas muertes eran igual de injustas, y todas ellas constituyen parte de esa genealogía de una democracia que no es ninguna manera fruto de unas élites sino de un pueblo. Esta es la contranarrativa de la transición y a todas estas personas ha de dedicarse este trabajo.

Asi que esta tercera vía que se abre desde una perspectiva histórica de crítica de una solución histórica basada en otras alternativas debe entender que es desde el análisis de las condiciones materiales en las que tiene lugar la Transición como únicamente cabe hacer una crítica, situada, de cuales alternativas habrían sido entonces posibles, pero no desde posiciones teóricas en el vacío. Y en ese sentido quienes conocemos a la autora estamos en condiciones de valorar su objetividad y análisis crítico honesto sobre la relatividad de cada uno de los relatos con los que versiones más interesadas han querido legitimar y deslegitimar la Transición, y adoptar una equilibrada posición en la que pueda hacerse posible la mayor aproximación a la verdad.

Libro: Contranarrativa de la Transición política en España, de María Luisa Balaguer (Edit. Centro de estudios Políticos y Constitucionales, Madrid 2021).

VOCALÍA DE ACCIÓN LITERARIA DEL ATENEO DE MÁLAGA

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